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El
subsidio al GLP beneficia más a Perú y al transporte
Revisado de "
La
Razón, 29/01/2004 "
|
BOLIVIA
Esta
subvención
se
paga
con
los
impuestos
de
los
propios
bolivianos.
Los
choferes
reconocen
que
usan
este
producto.
Actualmente
los
14
bolivianos
por
garrafa
de
Gas
Licuado
de
Petróleo
(GLP)
que
el
Estado
subvenciona,
salen
de
los
recursos
que
capta
el
mismo
Tesoro
General
de
la
Nación
(TGN).
Según
datos
oficiales
del
Gobierno,
el
subsidio
al
GLP
llega
a
los
35
millones
de
dólares
anuales
que
provienen
de
los
impuestos
que
pagan
los
bolivianos.
Pero
la
subvención
va
más
allá.
No
se
queda
en
el
ama
de
casa
que
requiere
el
combustible
para
su
cocina,
sino
que
llega
hasta
los
transportistas
que
utilizan
dos
garrafas
del
producto
diarias,
y
mediante
el
contrabando
al
Perú
y
otros
países
vecinos.
El
Gobierno
estima
—dicen
fuentes
del
área—
que
de
las
95
mil
garrafas
diarias
de
gas
que
se
consumen
en
el
país,
sólo
el
30
por
ciento
va
a
los
hogares,
que
recibirán
la
denominada
“garrafa
solidaria”.
El
resto
de
la
producción
diaria
de
gas
se
destina
a
la
industria
—cerca
de
40
por
ciento—
al
transporte
—aproximadamente
20
por
ciento—
y
al
contrabando
a
países
vecinos.
De
modo
que
los
bolivianos
subvencionan
con
sus
impuestos
a
los
choferes
y
al
Perú,
entre
otros
países
vecinos.
Ángel
Villacorta,
secretario
ejecutivo
de
la
Confederación
de
Choferes
de
Bolivia,
reconoció
ayer
que
la
subvención
al
GLP
llega
a
su
sector
y
dice
que
si
el
Gobierno
levanta
el
subsidio
a
este
producto,
inmediatamente
convocarán
a
un
paro
de
todos
los
transportistas
del
sector.
“¿Acaso
nosotros
(los
transportistas)
no
tenemos
derecho
a
la
subvención?”,
se
preguntó
al
ser
consultado
sobre
si
estaba
de
acuerdo
en
que
el
subsidio
llegue
sólo
a
los
pobres.
Villacorta
asegura
que
discriminar
la
subvención
y
conducirla
sólo
a
los
pobres
no
es
la
mejor
opción,
ya
que
será
difícil
saber
“quién
es
pobre
y
quién
es
rico”.
Carlos
Alberto
López,
consultor
de
las
petroleras
y
ex
viceministro
de
Hidrocarburos,
aclaró
que
actualmente
la
subvención
no
sólo
es
para
un
sector
que
requiere
el
producto,
sino
para
el
contrabando.
“Yo
prefiero
pagar
10
bolivianos
más
de
mi
bolsillo
que
subvencionar
a
los
peruanos
y
a
los
transportistas”.
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