Diariamente,
Franklin Rodríguez, quien labora en el depósito de combustible
para pesca artesanal del Puerto de Chanduy, en la península de
Santa Elena (Guayas), despacha unos 500 galones.
Esta cifra se incrementa en los días de ´la oscura´ -cuando
no hay luna llena y abunda la pesca- a más de 700 galones
diarios. Pero no siempre puede cubrirse la demanda, porque no
llega el cupo semanal de 5 000 galones solicitado a la estatal
Petrocomercial.
Lo que les queda a los pescadores, ávidos por poner en marcha
sus botes, es buscar por su cuenta el combustible en
distribuidoras particulares y gastar más por movilización.
Lo propio ocurre en otros pueblos del Litoral. Por ello, los
miembros de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras (Fenacopec)
han expuesto su queja al Gobierno. En el gremio están afiliadas
más de 60 cooperativas.
Una primera solución al problema de la distribución de
combustibles para la pesca se dio el 29 de junio pasado. Ese
día, el presidente Lucio Gutiérrez suscribió un Decreto para
que Petrocomercial venda el producto exclusivamente a los
depósitos de asociaciones pesqueras. Sin embargo, no se publica
en el Registro Oficial.
Según datos de la Fenacopec, solo en Chanduy, donde se
concentran más de 200 embarcaciones, se requiere un cupo de 5
000 galones semanales, lo que significan 20 000 al mes. Empero,
Franklin Rodríguez, distribuidor en Chanduy, comenta que cada
ocho días, la Refinería de La Libertad los abastece con apenas
3 000 galones.
Gabriela Cruz, presidenta de la Fenacopec, respalda el pedido
con un hecho. El 30 de enero del 2003, la Dirección Nacional de
Hidrocarburos (DNH) emitió un informe en el que autoriza a
Fenapet, creada por el consorcio Fenacopec-Petroconstrucciones,
a comercializar el combustible.
"Lo que ha hecho Petrocomercial es venderlo a gasolineras
privadas que también despachan diésel, extra y súper. A
nosotros y a las cooperativas nos restringen el cupo y a ellos
les dan cuántas veces pidan".
En contestación, la estatal petrolera ha dicho que es una
manera de controlar el desvío del combustible hacia las
fronteras norte y sur del país, donde es apetecido por el
precio.
Santos Puecas, capitán del bote Don Teófilo, uno de los 300
que zarpan del Puerto de Paita (Perú), sabe lo barato que
resulta. El galón de diésel 2, como denominan allá a la
gasolina artesanal, cuesta 8,20 soles (2,37 dólares), mientras
que en Ecuador, vale 0,98 centavos. "Aquí un barco
necesita cargar 350 galones para una faena de varios días.
Fuera del hielo, víveres, carnadas. tire números".
Cruz sostiene que no son ellos los que fomentan el contrabando.
Incluso, en el art. 4 del Decreto firmado por el Presidente, se
ofrecen a vigilar que la totalidad del combustible se destine a
las faenas de pesca artesanal. Esta gasolina, de color morado,
se obtiene de la mezcla de nafta industrial y aceite lubricante.
Sirve únicamente para motores fuera de borda de dos tiempos.