PERÚ


Todo quedó listo para que hoy se inaugure las operaciones del proyecto del gas de Camisea en la planta de procesamiento Las Malvinas, en la selva del Cusco. El proyecto, que hasta la fecha se realiza con una inversión total de 1.600 millones de dólares, posibilitará una nueva fuente de energía a menor costo. El impacto se reflejará en el sector industrial y energético, y posteriormente en el consumo doméstico. Alrededor de mil empresas estarían aptas para utilizar el recurso.

Han pasado 43 meses desde que el Consorcio Camisea (Pluspetrol, Hunt Oil, Sonatrach, SK Corp, y Tecpetrol) obtuvo la concesión para la explotación del Lote 88 (también llamado Camisea, ubicado en la selva del Cusco). Desde entonces, la tarea ha sido ardua para cumplir con los plazos establecidos en el contrato de concesión. 

Se han instalado 700 kilómetros de tuberías a través de dos cordilleras, en una diversidad de ambientes y climas, y 80 kilómetros en Lima, sin que casi nadie se percatara de ello. 

Durante todo este tiempo los trabajadores que han participado en las distintas etapas del proyecto han tenido en claro lo que representaba el proyecto para el desarrollo del país. Pero su esfuerzo está próximo a dar frutos. Hoy se inaugurará la planta de procesamiento en Las Malvinas (la selva del Cusco) y el lunes ya estará despachándose el gas a las primeras empresas que han adaptado sus instalaciones para su uso. 

En ese sentido, Eliseo Bouza, gerente de operaciones de Camisea, considera que tras el esfuerzo desplegado en las tres etapas del proyecto (explotación del campo, transporte del gas y distribución del combustible en Lima) hoy el proyecto ya es una nueva realidad y se abre paso a una nueva etapa para el desarrollo energético del país, el que permitirá abaratar los procesos productivos y reducir las importaciones de combustibles. 

Así el impacto inmediato que tendrá Camisea, cuya inversión asciende a la fecha a US$1.600 millones, será en el campo industrial y energético, que son los sectores que accederán casi en forma inmediata a una energía más barata y menos contaminante. Etevensa, Alicorp, Sudamericana de Fibras, Vinsa, Cerámica Lima y Cerámicas San Lorenzo están listas para recibir el gas y cuentan las horas para usar ese insumo. 

Y aunque por ahora sean pocas las empresas que usarán el gas, según el ministro de la Producción, Alfonso Velásquez, su portafolio ha identificado a más de 1.000 fábricas que estarían en capacidad de reconvertir sus plantas para aprovechar las ventajas del gas de Camisea, ahora que su llegada a Lima es una realidad. "En total, son casi 1.500 calderos dentro del sector industrial que deberán adaptarse", señaló. 

Actualmente la industria utiliza para su proceso productivo combustibles como el diésel y el residual, pero el gas natural es menos costoso, por lo que se generaría en el mediano plazo una industria más competitiva, obteniendo una mejor posición para la exportación. Es por ello que Velásquez confía en que la modernización implicará el ingreso de nuevas inversiones en el sector industrial y en sectores conexos como la construcción. 

Sin embargo, pese a los esfuerzos que se han realizado por demostrar lo beneficioso de la utilización del gas natural, el ministro de la Producción considera que aún no se han desarrollado los mecanismos de difusión para que "la industria comprenda los cambios que se vienen", cambios que representan ahorros de hasta 50% en los costos de los combustibles utilizados. 

En ese contexto, algunos analistas consideran que la industria aún no ha migrado hacia al gas natural, debido a que no se había definido la carga tributaria que tendría este combustible, incluso versiones del Ejecutivo indicaban que sí se le aplicaría un Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). Recién ayer el ministro de Economía descartó esta posibilidad.